domingo, 24 de septiembre de 2006

GANDHI, donde andas?


VIOLENCIA.
Que gran palabra. Que gran idea. Que gran bobada...
Hoy me he dado cuenta de lo mucho que me gusta la violencia, en el cine, en la musica, en el dia a dia... en TODO.
Cogemos el coche y nos convertimo en el VanDamme del asfalto, entramos en un bareto y parecemos comandos de la muerte, en el curro, tres cuartos de lo mismo y asi hasta la saciedad.
Somos violentos de por si, y NOS GUSTA. Disfrutamos como niños de cualquier atisbo de belicismo que se nos ponga a tiro y si no nos lo encontramos, lo provocamos. Alzamos la voz a la primera de cambio, sacamos pecho e inflamos nuestro ego para defender nuestros feudos, reales o imaginarios ante cualquier agresión, real o imaginaria de cualquier atacante,... real o imaginario.
Estams dispuestos a partirnos la cara por cualquier memez y ante todo, no estamos dispuestos a ceder ante ningun "adversario" bajo ningun concepto.
Y en medio de esta voragine de actos volentos sin fin, uno se pregunta qual es e epitafio de tal proceso, qual es la conclusión final del bélico debate, y muy a pesar de los señores de la guerra a escala total, el resultado és abrumadoramente evidente: no existe.
No hay guerra que provoque la paz, no hay reyerta que concluya en justicia, no hay golpe que consiga la razón ni ataque que jutifique la ofensa.
SOLO usando el arma mas potente de la historia, la mas encetral herramienta de placer y tortura se consigue ese ansiado eden de toleráncia, y ese arma, como todos vosotros, hermanos en la busqueda de la sabiduria sabeis, es la PALABRA.
Ese bien mundial, usado con arte y sabiduria durante siglos, pero tan olvidada en la reciente y acelerada epoca actual, es la unica que nos puede devolver al lugar del que nunca debimos salir, al mundo de las PERSONAS.
Y es que manda cojones que a dia de hoy, con nuestros logros, nuestras hazañas, nuestros progresos y nuestro "porvenir", no seamos capaces de hablar con un vecino, ni dialogar con un compañero, ni conversar con un conocido sin pretender un duelo a muerte a la minima que las cosas no van como uno quiere.
No sere yo quien juzgue ni evalue la actuación visceral de nuestros congeneres, ni el que se lave las manos con un fácil y simple "ya os la decia" pero coño, no seamos unos borregos "granhermanistas" ni nos convirtamos en el abono del cultivo del odio venidero,... cojamos hoy las armas del dialogo y la elegancia de la palabra y luchemos a muerte con lirica sarcastica y analitica, con métricas en vez de metrallas y que nuestras palabras provoque la mayor herida a la estupidez y la hipocresia.
Amigos, ha llegado la hora de la guerra final, de la guerra TOTAL, donde sólo sobreviviran los eruditos que dominen la berborrea y la sutil retorica de la hermosa y casi olvidada PALABRA.

En fin, amantes de lo bello y lo perfecto, de vosotros me despido (por ahora) que tengo que partirle las piernas al hijoputa del vecino, que no me ha regado las plantas bien...
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