sábado, 22 de marzo de 2008

Dolor, muuuucho dolor.

Ese gran compañero de viaje al que conocemos desde que nacimos pero que nos sorprende cada dos por tres con nuevas cotas de profundidad y crueldad. Ese enemigo al que respetamos i odiamos a partes iguales. Ese alter ego oscuro que nos persigue cual sombra cruel.

El dolor nos hace fuertes, pero tambien nos hace debiles, nos hace temerlo y nos produce escalofrios cuando lo presentimos la vuelta de la esquina.

Vivimos rodeados de dolor, propio o ajeno, leve o potente, provocado o sufrido. Pero no seriamos reales sin el, no podriamos experimentar el placer sin tener el referente del dolor.

Nietzche ya hablo del binomio dolor-placer con maestria, pero no desde el punto de vista sadico y fetichista de la realidad humana, no desde la busqueda y estudio humano del poder del dolor.

Buscamos el dolor, lo deseamos, queremos sufrirlo y, sobretodo, deseamos producirlo. Con mas o menos mala ostia, intentamos jugar con el para intentar controlarlo, para superar el temor que nos produce, pero lo unico que conseguimos es provocar una voragine de dolor cuyas consecuencias conocemos mas que de sobra.

Si no podemos asumir que el dolor forma parte de nuestro ser, no seremos libres para experimentar el palcer.

Asi pues, amantes de las aventuras oscuras, disfrutad el dolor, sufrid el placer y experimentad todos los matices sensacionales del temor y del valor pues eso os dara las herramientas para potenciar al maximo vuestros sentidos y sereis plenos, puros.


A sufrir se ha dicho.

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